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  Reflexiones 20-04-2024 03:53 (UTC)
   
 

Reflexiones sobre "El Estudio" y el "Arte de Estudiar"

Las técnicas de estudio


Llevo realizadas muchas tareas, algunas muy dispares, pero existe una especie de "hilo rojo" que permanece a pesar de los cambios: la enseñanza. A pesar de no buscarlo deliberadamente, de una manera u otra siempre terminé impartiendo clases (o charlas, o conferencias -que es lo mismo, pero con corbata-) sobre temas ligados a mis experiencias e intereses. Un destino singular, sin duda, para quien nunca se identificó con una vocación de maestro. Pero estos son los hechos.
 

Y ahora, para seguir la tradición, me gustaría reflexionar sobre algunas cosas que he observado, controlado y experimentado en aproximadamente unos 37 años de enseñar a adultos, jóvenes y niños (actividad que, excepto en algunas épocas, nunca fue central). Un detalle, jamás tuve oportunidad de hacerlo con personas ancianas... son los únicos "conejitos de indias" que me faltan.

 

Lamentablemente en este campo hay muchas palabras y pocas nueces. ¡Si pareciera que estamos en el Congreso!

 

1 - La IMAGEN es la clave del recuerdo

 

No se requiere ser pintor o frecuentador de las artes plásticas. Todos tenemos esta propensión biológica. Las imágenes nos llaman y nos seducen, luego es lógico que sean mejor recordadas que las palabras, los sonidos o los olores. El truco, en lo que se refiere al estudio, es traducir los conceptos abstractos a imágenes. Algunos lo hacen con facilidad, a otros le cuesta horrores. Pero en todos se puede incrementar esta facultad natural.

 

Acostúmbrese a usar esquemas (palabras unidas con flechas).Acostúmbrese a imaginar situaciones donde se aplican los conceptos que aprende. Imagine que es un director de cine y que tiene que dar forma visual a lo que lee o piensa. El esfuerzo deliberado en este sentido se verá recompensando por recuerdos más fiables (aquellos que nos salvan a la hora de un examen, o de una pregunta comprometida).

 

2 - ¡Atención a la atención!

 

No estamos atentos. Excepto que un perro nos muestre los dientes y gruña terroríficamente, no solemos atender con los cinco sentidos. Y lo peor es que no nos damos cuenta; nuestra "desatención" nos pasa desapercibida. Como el pájaro surrealista de "La Isla" la novela filosófica de Aldous Huxley, alguien debería gritarnos cada pocos minutos ¡Atención a la Atención!

 

La atención es una capacidad que se esta reduciendo en nuestra época. (como señala Neil Postman en "Divertirse hasta Morir" (Ediciones de La Tempestad. Bcn, 1991)

 

La flojera en la atención tiene consecuencias: nuestros recuerdos son débiles y caprichosos. La memoria no nos ayuda porque ni siquiera creamos circuitos neuronales suficientemente estables. Todo ello tiene un remedio, tan sencillo como difícil: prestar atención con todos los sentidos. "Observar con atención equivale a recordar con claridad" (Edgard Allan Poe. "Los Crímenes de la calle Morgue)

3 - ¡La comprensión también se olvida!

 

Algunos ingenuos creen que la clave del recuerdo está en la comprensión. ¡Mentira! Uno puede leer todo un diario de cabo a rabo y luego, si nos preguntaran sobre lo leído, apenas mantener alguna información en la cabeza. Es como si hubiéramos leído en trance hipnótico.

 

La comprensión de un texto, o de una conferencia, es una condición necesaria para el recuerdo... no una condición suficiente.

 

"¿Recuerdas lo que dijo?". "No", contesta la mayoría, pero era muy interesante. Solemos recordar nuestras sensaciones y emociones con mayor prolijidad; las ideas -sobre todo si son complejas- se van con quien las enuncia.

 

"(La memoria)...en lo que ha de dar pena es prolija, y en lo que había de dar gusto es descuidada" dice Baltasar Gracián (en "Oráculo Manual y Arte de la Prudencia" -1647- ). Este aparente capricho de la memoria resulta de escuchar sin atender "a-fondo"; quedamos expuestos a los detalles que captan nuestra atención inconsciente. Lo más abstracto se pierde.

4 - ¡No hay aprendizaje sin actividad!

 

Cuanto más activo, menos olvido. Se trata de "actividad" mental, no física. La pasividad, la simple receptividad, con ser buena... tampoco es suficiente.

 

Incrementar la actividad -en situación de "alumno"- puede ser la cuadratura del círculo. Cuando uno está como alumno no tiene muchas oportunidades de ser activo; de ahí que en un clase el que más aprende suele ser el que menos lo necesita... el maestro.

 

El alumno está en una especie de jaula. No debe moverse, no debe hablar (excepto para formular alguna pregunta), no debe, en suma, obstaculizar el proceso estereotipado de la clase ¿cómo demonios incrementar la actividad?

 

La respuesta es única: tomando notas. Al hacerlo uno se mantiene despierto y sigue el proceso del pensamiento que expone el profesor.

 

Tomar notas es costoso. Se gasta bastante energía y puede correr el peligro de perder partes interesantes de la clase. Más la solución no está en abandonar esta actividad sino en perfeccionarla: notas telegráficas, incompletas, rápidas, con "letra de médico". Notas que lleven poco tiempo y que permitan mirar al profesor el mayor tiempo posible.

5 - La toma de notas es un test de inteligencia

 
Cuánto más tonto, más detalladas y prolijos serán los apuntes tomados en clase. Notas extensas, cabeza hueca.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Wilson Fabián Cervantes G., Lic CPA, Esp. Copyright: Agosto 2007-2011
 

 

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